28 de marzo de 2020

Esta próxima madrugada volveremos al horario de verano y tendremos que adelantar el reloj una hora

Imagen de archivo
Sábado, 28 de marzo.

Redacción
Esta próxima madrugada se recupera el horario de verano  y los relojes se adelantarán una hora, de manera  que a la 01.00 horas serán las 02.00 horas, algo habitual que en esta ocasión viene acompañado de la alarma sanitaria cuando cumplimos quince días de confinamiento.
A los efectos que el adelanto de la hora puede tener el sueño, la luminosidad o el consumo energético se une la ansiedad que puede provocar en algunas personas por el confinamiento, una situación anómala que, según explica el doctor Manuel Oliva, hace que ahora más que nunca sea necesario mantener nuestros hábitos ordenados en cuanto al sueño, la alimentación o el ejercicio físico, así como tener ocupado nuestro pensamiento en cosas más importantes que el cambio de hora.
El especialista asegura que el estrés que podría provocar la obligación de permanecer en casa no tiene por qué agravarse con el adelanto de la hora, siempre y cuando mantengamos nuestras costumbres, sigamos con nuestras rutinas y, sobre todo, nos quedemos en casa, aunque anochezca más tarde, porque solo así "lo podremos sobrellevar más o menos aceptablemente, sin caer en la desesperación".
Según un informe de la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo, los ahorros de energía son marginales y están fuertemente influenciados por factores externos como la geografía, la meteorología o el comportamiento de los usuarios-as.
En España, tal y como apunta el Ministerio para la Transición Ecológica, no existen informes actualizados ni experiencias contrastadas que permitan aseverar que el cambio de hora lleve asociados ahorros energéticos, aunque sí se ha constatado por el Centro de Investigaciones Sociológicas que el 65% de los españoles prefieren el horario de verano al de invierno.
Las primeras disposiciones sobre el horario de verano se adoptaron en Europa en 1980 y una directiva europea estableció en el año 2000 las reglas que marcan su inicio en marzo y su finalización en octubre, unos plazos que se siguen respetando escrupulosamente, a pesar que cada vez suscitan más debate.
Tal es así que Europa ha retrasado hasta el próximo año la anulación definitiva de los cambios de hora, si bien los países podrán elegir si permanecen en el de verano o en el de invierno, una decisión que España está pendiente de tomar.