Miércoles, 7 de abril.
Victoriano Santana*
Textos paralelos, además de obras literarias, que presuponemos siempre buenas porque así lo son los autores que merecen la pena ser seguidos, hemos de exigirles sus lectores. Pienso en composiciones que, sin dejar de responder al estilo que los identifica, recojan ese variado y apasionante conjunto pensamientos, impresiones, observaciones, etc., que todo artista posee y que, a mi juicio, debe superar la consideración de simple aditamento a lo que se reconoce como producción “oficial”.
Una novela o un poemario, por ejemplo, son universos herméticos. Al margen de las claves internas que atesoren y que podamos detectar con mayor o menor acierto gracias al conocimiento que tengamos del escritor, su desarrollo se ajusta al hecho de que la voz poética es ajena al autor. Este, cuando asume su verdadera condición y función, desaparece tan pronto como se traspasan los límites de la hoja de créditos. Son el narrador o el recitador quienes dan forma y sentido a la escritura. Con ellos hacemos el viaje lector. Nos acompañan hasta que termina la placentera ruta. Es entonces cuando no nos queda más remedio que mirar nuevamente al creador: "Queremos más. ¿Qué más tienes para nosotros?"
Quienes hacen mutis y optan por desaparecer hasta el siguiente título se exponen al olvido. Han dejado en manos de “otros” (narrador o recitador) cuanto tienen que contar. Quienes, por en cambio, optan por sembrar el segmento que hay entre dos obras con artículos, entradas de blog, etc., logran mantenerse activos en la conciencia de sus lectores y consiguen, porque la naturaleza del producto lo permite, que su particular proyección estética e ideológica se enriquezca. En estos otros textos que, desde ya, reivindico como no periféricos en el sentido de “lejanos de lo que importa”, son los autores quienes directamente nos hablan. Nadie media. Vis a vis.
Tras lo expuesto, se entiende que no pueda más que celebrar y agradecer la existencia de repertorios como el que nos ocupa hoy: "Da que pensar" de Víctor Álamo de la Rosa (Mercurio Editorial, 2020). Estamos ante un extenso conjunto de artículos (104 más un epílogo) que aspiran a condensar, en los cinco grandes bloques en los que se ha distribuido la materia, una fecunda trayectoria por esos tan necesarios como extraordinarios textos paralelos que ha publicado el autor en diferentes medios de comunicación a lo largo de 33 años.
Mucho se ha quedado fuera. Es inevitable. Pero lo que nos llega, el tomo que nos convoca, es indispensable para obtener un mayor y mejor conocimiento del autor, tanto en sus facetas lectoras y escritoras, como en las que tienen que ver con su mundo más personal, artístico e ideológico.
Los dos primeros bloques son los que más interés suscitarán entre los literatos, especialmente los de nuestra tierra, donde Álamo de la Rosa ha conseguido un reconocimiento que nadie le discute. Destaco las páginas dedicadas al universo fetasiano y a Luis Feria; y las que hacen lo propio con el estado de nuestra literatura en un entorno donde los estímulos lectores se ven siempre condicionados y se percibe escasa, cuando no inexistente, la protección de las autoridades encargadas de cuidar y difundir un patrimonio tan hermoso como el de las letras canarias.
Quienes conozcan la producción literaria de nuestro autor se enfrentarán al bloque que dedica a El Hierro evocando las páginas, mágicas todas, que, ambientadas en la Isla del Meridiano, se hallan recogidas en algunos de sus títulos más aclamados: "El año de la seca", "Campiro que", "Terramores", etc.
Los bloques sobre arte y el que se presenta como una miscelánea de asuntos permiten asomarnos a la conclusión de cuán anchos, largos y profundos pueden ser los temas que suscitan interés a los literatos hasta el punto de escribir sobre ellos, como hace el nuestro; y dejar que, en mayor o menor medida, esté presente el aroma de algunos contenidos expuestos en sus producciones “oficiales”.
"Da que pensar" es un libro necesario, imprescindible, para quienes deseen conocer de un modo directo, de tú a tú, sin voces ajenas en medio de la transferencia comunicativa, la posición de uno de los mejores escritores de Canarias en torno a una serie de temas que forman parte de sus inquietudes intelectuales y emocionales.
*Victoriano Santana es Licenciado en Filología Española, profesor de Secundaria, escritor y editor.