Martes, 25 de mayo.
Antonio Morales*
El pasado miércoles asistí, en compañía del Consejero de Turismo y los responsables del Patronato, a la inauguración de la Feria Internacional de Turismo (FITUR), el evento profesional más importante del sector en Iberoamérica. Es una cita crucial para Canarias, ya que el turismo peninsular supone nuestro cuarto mercado tras el de Escandinavia, Alemania y Reino Unido. Simplemente el hecho de celebrar FITUR ya suponía un hito después de prácticamente un año y medio sin que se pudiera hacer, ya que en enero de 2020 tuvo que ser suspendido por la pandemia y en este año ha habido que esperar hasta finales de primavera.
Reinaba por lo tanto en FITUR un ambiente de optimismo, de cierta esperanza de vuelta a la normalidad y de reactivación del primer sector económico de las islas. Pero es que además los datos con los que contamos nos permiten albergar esperanzas, ya que este verano Gran Canaria va a estar conectada por vía aérea con más ciudades de España que nunca antes en su historia. Se va a poder volar hasta la isla, directamente, sin escalas, desde 21 ciudades del territorio nacional.
Vamos a estar conectados con nuevos destinos como Reus, Jérez y Zaragoza, y se refuerzan algunas rutas como Galicia o Asturias, que van a estar operadas por cinco compañías diferentes cada una. Sin duda, esto nos va a permitir seguir mejorando y aumentando el número de personas de la Península que optan por nuestra isla para disfrutar su periodo vacacional. Resulta especialmente relevante la recuperación del mercado nacional, porque aún existe una gran incertidumbre sobre los principales destinos internacionales como Reino Unido, Alemania o Escandinavia, que han estado cerrados hasta hace unos días.
El turismo español tiene una importancia crucial para el archipiélago. Permite desestacionalizar los flujos de visitantes, compensando el descenso en las llegadas de alemanes, ingleses, escandinavos, etc. que se produce en los meses de invierno. Además, por evidente cercanía, no solo geográfica sino cultural, es un sector más propenso a determinadas actividades relacionadas con la gastronomía, el turismo activo y deportivo y con la cultura (conciertos, festivales de música…).
Recuerden que se nos resistía y apenas llegaban a cuatrocientos mil hace unos cinco años. En 2019 el número de visitantes del conjunto de estado español era de casi seiscientos cincuenta mil y en 2020 la caída fue de un 68%, por lo que apenas se acercaron hasta gran Canaria unas doscientas cuarenta mil personas.
Hay otros datos que también apuntan claramente hacia una reactivación del turismo en Gran Canaria: las plazas reservadas por parte de las compañías aéreas para este periodo estival y para el turismo peninsular están actualmente al mismo nivel que en el año 2019, último verano antes de la declaración de la pandemia de COVID-19. En los meses de junio, julio y agosto de ese año visitaron la isla unas 460.000 personas, prácticamente el mismo número de plazas que han previsto las compañías aéreas para los mismo meses de 2021. Incluso algunos datos apuntan a ligeros incrementos en los meses de julio y agosto.
Hay que ser prudentes porque es probable que un número de estas reservas se pueda anular. Pero lo cierto es que a día de hoy los operadores tienen previstas aproximadamente 120.000 plazas para junio, 170.000 para julio y 165.000 para el mes de agosto. Y estos son datos previos a FITUR, la cita clave para la atracción de turismo nacional y en la que por supuesto Canarias y Gran Canaria han vuelto a estar presentes con un papel protagónico.
Parece evidente, por lo tanto, que el mercado está dando claros síntomas de que se está reiniciando la actividad turística, por lo menos en España. Aunque es posible que en breve, en función de los acuerdos que adopten en la Unión Europea, comience a recuperarse también el mercado comunitario, para el que somos una referencia. Tanto es así que el embajador de Reino Unido en España, Hugh Elliot, asistió a la inauguración del stand de Canarias y visitó el de Gran Canaria, donde intercambió impresiones con el consejero de Turismo, Carlos Álamo y conmigo y nos confirmó el interés de sus conciudadanos de visitar las islas una vez se levante el cierre de fronteras por parte de su país, lo que previsiblemente sucederá a partir de la primera semana de junio, si las cifras de normalización sanitara se siguen afianzando.
Obviamente, también aprovechamos la celebración de FITUR para reunirnos, estrechar colaboraciones y sondear acuerdos con líneas aéreas internacionales (se abren las posibilidades de mantener alguna conexión con China), agencias de viajes, turoperadores, medios especializados y otros operadores turísticos.
No obstante, y pese a tener razones para el optimismo, también quiero hacer un llamamiento a la prudencia. Me preocupa que con el fin del estado de alarma, el avance de la vacunación y el levantamiento progresivo de algunas restricciones, nos relajemos. No podemos bajar la guardia y dejar de tener presente que el virus sigue estando entre nosotros. Me veo en la obligación de hacer un llamamiento a la responsabilidad, ya que de lo contrario corremos el grave riesgo de que se reactive la transmisión masiva y nos situemos ante una quinta ola que nos obligue a tener que volver a endurecer las medidas y a suspender de nuevo la actividad turística.
Durante el cierre de la mayor parte de los alojamientos turísticos, Gran Canaria ha hecho sus deberes. Son decenas los establecimientos que están siendo reformados o renovados para aumentar su calidad y adaptarse a una nueva situación en la que la clientela va a valorar la seguridad sanitaria. El Cabildo de Gran Canaria está invirtiendo 15 millones de euros en obras de rehabilitación y mejora de los principales destinos turísticos en Mogán, San Bartolomé y Las Palmas de Gran Canaria.
Además aún no hemos podido notar los efectos sobre el sector de contar con un nuevo atractivo turístico como el que supone el Patrimonio Mundial de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña, que, junto con la Reserva de la Biosfera cuentan con un plan impulsado por el Cabildo con un presupuesto de 4,2 millones de euros para convertir a Gran Canaria en modelo de destino capaz de vertebrar sus recursos naturales, arqueológicos, culturales y etnográficos en beneficio del propio territorio y diversificar nuestro modelo turístico.
Tendremos que seguir, por tanto, profundizando en la diversificación de nuestro modelo turístico, buscando nuevos mercados, aumentando el tiempo de estancia media y el gasto en destino, innovando y desarrollando actividades que nos sitúen como referencia mundial de la sostenibilidad en el turismo. Estamos en un momento de cambio en el que las decisiones que tomemos pueden ser decisivas para definir el modelo turístico de las islas en las próximas décadas. La buena noticia es que estamos dando pasos en la dirección correcta y que hay una voluntad mayoritaria para seguir avanzando.
Por lo tanto, después de FITUR tenemos razones para el optimismo, para pensar que estamos entrando en una senda de recuperación que le permitirá a una parte importante de la población de Gran Canaria volver a sus empleos o encontrar otros nuevos o reabrir sus negocios. Precisamente por eso, para que se cumplan las previsiones, también es el momento de ser prudentes, protegernos y proteger a los que tenemos cerca y no asumir riesgos innecesarios que puedan truncar las perspectivas positivas. No podemos olvidarnos que uno de nuestros grandes baluartes para el futuro inmediato es la seguridad sanitaria.