18 de julio de 2021

El Cabildo de Gran Canaria estudia al rabogato en 23 parcelas de la isla y los ecologistas ven "perjudicial" la postura tomada

 Domingo, 18 de julio.                                                                                                        

Ejemplares de rabogato en el canal del Polígono Industrial de Arinaga

Canarias7

La "invasión silenciosa" fue el término utilizado por el biólogo Carlos Suárez en un artículo firmado hace 23 años en la revista Medio ambiente para describir la manera que el rabogato se estaba extendiendo por Canarias y que, en aquel entonces, era conocida todavía con el nombre científico de Pennisetum setaceum.
En estos dos decenios ha dado tiempo para revisar su denominación botánica, ahora Cenchrus orientalis, pero no se ha encontrado la fórmula ideal no ya para erradicarla, que se da por complicada, sino para ponerle coto a su avance por la islas.
De momento, el Cabildo de Gran Canaria ya ha desechado la retirada manual, arrancando los ejemplares, por ineficaz y costosa, pues suele exigir varias pasadas por el mismo terreno y una metodología rigurosa, y trabaja en una estrategia más quirúrgica, para lo que ha encargado un estudio en 23 parcelas repartidas por toda la isla para tratar de encontrar su talón de Aquiles y después pasar a la acción.
El rabogato se ha extendido por algunos cauces de barrancos y en las orillas de casi cualquier carretera, sobre todo las situadas desde la cota 600 hacia abajo, que es donde más prolifera, según los datos preliminares del estudio encargado por el Cabildo de Gran Canaria.
Esta gramínea perenne de porte herbáceo procedente de Etiopía llegó a Canarias como planta ornamental a mediados del pasado siglo XX, pero se escapó de los jardines y se naturalizó en varias islas, sobre todo en Gran Canaria y Tenerife.
En nuestra isla está muy extendida, aunque se siente más cómoda en zonas próximas a la costa, y hoy está incluida por su agresiva expansión en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras y en la Red de Alerta Temprana de Canarias para la Detección e Intervención de Especies Exóticas Invasoras (RedEXOS).
Los servicios técnicos de Medio Ambiente de la primera institución insular han decidido cambiar la estrategia de organizar batidas para arrancar los ejemplares porque la planta usa hasta la propia ropa de las personas para adherir sus semillas y seguir con su plan de expansión, además de viajar en las ruedas de los coches, por lo que la red viaria de Gran Canaria es también la red del rabogato.
Un estudio de la empresa GA y la Universidad de La Laguna (Tenerife) ha tratado de hacer un seguimiento exhaustivo a esta especie mediante un mapeo de su distribución por Gran Canaria, dando como resultado que hay zonas donde está muy implantada y otras a las que está llegando, que es donde se intervendrá ahora.
Asimismo, también se han seleccionado 23 espacios o parcelas de la isla donde se ha analizado la planta de forma periódica, su evolución en el tiempo y sus posibles enfermedades, dando como resultado que no le gusta el frío, razón por la que en zonas donde bajan mucho las temperaturas apenas se encuentren ejemplares.
El técnico insular de Medio Ambiente, Mario Bordón, asegura que "hay sitios en los que le cuesta entrar, o si entra, se reproduce con más dificultad o sufre ciertas patologías que lastran el desarrollo de la planta", por lo que ahora se tratará de conocer a ciencia cierta qué factores hacen que no prospera para, una vez detectados, usarlos como herramientas para frenar o controlar su propagación.
Respecto a la postura adquirida por el Cabildo de Gran Canaria, once asociaciones ecologistas que trabajan en las islas para el control de las especies exóticas invasoras, principalmente con el rabo de gato, entienden  que "es la más cómoda, pero la más perjudicial" para la biodiversidad canaria y señalan que "en lugar de plantearse atacar el problema de frente, algo que se tenía que haber hecho unas cuantas décadas atrás, deciden sentarse a esperar, contraviniendo con ello la legislación regional, nacional y europea, que les obliga a poner los medios necesarios para contener una invasión de estas características".
En el comunicado, indican que "parece ser que el Cabildo de Gran Canaria apuesta por un cambio de estrategia y desecha la retirada manual" cuando la única acción que han llevado a cabo con esta especie "es el desbroce en bordes de carretera y posterior dispersión de semillas con sopladoras, una acción evidentemente  contraproducente e irresponsable que está totalmente prohibida por la legislación vigente".
Para los colectivos "es una pena que el Cabildo de Gran Canaria decida abandonar o, mejor dicho, no poner en marcha, los protocolos de control de rabo de gato fijados por el ejecutivo regional sin conocer los resultados de un estudio que está en marcha, exponiendo únicamente resultados preliminares como que 'a la especie no le gusta el frío' o que 'donde más prolifera es por debajo de los 600 metros de altitud', datos ampliamente conocidos con anterioridad".
Con todo, esperan que las investigaciones que se están llevando a cabo obtengan óptimos resultados y ayuden a frenar la expansión de esta planta que los ecosistemas canarios están sufriendo, y recuerdan que gran parte de los ejemplos de éxito de control se ha logrado gracias a la eficiente y constante labor del voluntariado y a la presión de estos grupos a las administraciones para actúen contra ella.