Lunes, 4 de octubre.
Rosa Santa-Daría*
La vuelta al cole de este año se ha visto apagada por el volcán de La Palma, que ha encendido todas las televisiones y activado los medios de comunicación adormecidos por la pandemia. Sin duda, es una desgracia la que se está viviendo en La Palma, donde muchos de sus habitantes ha perdido todos sus bienes materiales y han visto resentida sus salud mental, ya mermada por las consecuencias de la Covid. Ojalá pronto puedan empezar a retomar sus vidas.
Uno de los pocos aspectos positivos de esta incertidumbre volcánica es la buena preparación de los profesionales que supieron predecirlo y tomar medidas con el apoyo logístico de todos los sectores. En un país en el que poco se aprecia la formación y la calidad de la educación, nos están dando una lección que ya el virus se encargó de comenzar: hay que invertir en formación y defender una enseñanza de calidad.
Sin embargo, nuestros políticos, aplaudidos por muchas familias y algunos docentes, siguen empeñados en bajar cada curso el nivel de exigencia para la promoción y titulación. Son motivos económnicos lo que hay detrás de ese interés por evitar la repetición. El alumnado que promociona con varias materias suspendidas probablemente no alcanzará las competencias para continuar estudios o acceder al mercado laboral, aunque los pasemos de curso. Eso poco importa a quienes se enorgullecen de datos de promoción y no de la calidad de los mismos.
Quienes llevamos años en la aulas somos conscientes del juego al que tienen sometido a toda la comunidad educativa y las consecuencias son evidentes, demasiados perdedores y pocos ganadores.
Familias, pregunten por las calificaciones de sus hijos, pregunten qué hay detrás de los números que aparecen en los boletines de notas.
Profesorado, no se dejen llevar por la apatía de un sistema en el que nos hacen creer que todo vale. Si les gusta este trabajo, disfrútenlo, porque es maravilloso sembrar la semilla del conocimiento. Si no les gusta, busquen otro que les resulte más gratificante.
Alumnado, aprender es la mejor actividad que van a realizar en sus vidas. No se aprende solo en el aula, cumplir años es ir alcanzando títulos en la escuela de la vida. Exijan buenos docentes, pidan que les enseñen, no vayan a clase solo a aprobar materias como un mero trámite y no se dejen llevar por el todo vale y el qué más da. La ignorancia es atrevida y nubla el conocimiento.
La mayoría de los políticos no han considerado jamás la Educación como prioritaria e indiscutible, por eso no han querido firmar el pacto por la Educación que tan necesario es. Solo quieren votantes que los lleven al poder y garantizar unos años de retribución sin preocuparles nuestro presente y nuestro futuro. Suena muy bien en un discurso hablar de la atención a la diversidad, de la incorporación al currículo de nuevas materias que abran nuevos caminos para la formación del alumnado. Pero, al mismo tiempo, callan voluntariamente los bajos niveles de exigencia en pruebas internas y externas y promociones automáticas que ocultan la verdad: cada vez aprenden menos.
Feliz curso escolar para aquellos docentes, familias y estudiantes que en el aula y fuera de ella consideran la enseñanza y el aprendizaje un valor para compartir y crecer como ciudadanos responsables.
*Rosa Santa-Daría es profesora del IES Joaquín Artiles de Agüimes.