Domingo, 31 de julio.
Prensa Agüimes
La Interventora del Ayuntamiento de Agüimes, Pino Méndez, y tesorera municipal durante la mayor parte de su trayectoria profesional, comenzó a trabajar en el Ayuntamiento de Agüimes hace 50 años, en 1972, y este viernes, con motivo de su jubilación, recibió el homenaje de la corporación y sus compañeros-as, que destacaron su ética de trabajo, sus valores y su lealtad hacia la institución a la que ha dedicado medio siglo como funcionaria al servicio de la ciudadanía.
Natural de Agüimes, entró a trabajar en el ayuntamiento con solo 16 años, formando parte del llamado Servicio Social Femenino, que durante los últimos tiempos del franquismo era realizado por mujeres jóvenes, siempre que fuesen solteras, como requisito para poder acceder a un trabajo remunerado, entre otras prerrogativas.
Al cabo de un tiempo de trabajo voluntario, fue contratada por la institución para hacerse cargo, por un sueldo de 3.000 pesetas al mes, de diversas labores administrativas, una primera experiencia que le permitió pasar por prácticamente todos los departamentos municipales, adquiriendo un profundo conocimiento de los mecanismos y procedimientos de la administración.
Mujer inquieta e inconformista, pudo compaginar su trabajo con los estudios universitarios para completar la licenciatura en Derecho, una titulación que le permitió presentarse a las oposiciones, obtener una plaza de técnico de la administración general y, a partir de ahí, asumir mayores responsabilidades.
Rigurosa, visionaria, resolutiva, a lo largo de sus cinco décadas de servicio ha estado directamente implicada en la progresiva modernización de la institución, desde la época en que los tributos eran cobrados casa por casa o las facturas de proveedores de pagaban con talones bancarios, hasta la actual administración electrónica, más cómoda, sencilla y eficaz.
En el acto de homenaje, el Alcalde de Agüimes, Óscar Hernández, quiso destacar el carácter pionero y su gran determinación, gracias a la cual, en los inicios de la Democracia, pudo romper el techo de cristal de una sociedad machista y de un entorno institucional dominado por hombres.
Supo hacer valer sus conocimientos, formación y experiencia para no solo asumir puestos de máxima responsabilidad, sino también marcar las directrices del trabajo diario en la administración, liderar equipos humanos y jugar un papel fundamental en las decisiones estratégicas que supusieron el crecimiento y la mejora de la administración municipal.