La red falsificaba los kilómetros de los vehículos de ocasión para incrementar el valor de los mismos en diversos concesionarios |
La Policía Nacional informó ayer que, con la detención de once personas en Gran Canaria, ha sido desarticulada una organización que manipulaba los cuentakilómetros de
vehículos de ocasión en seis concesionarios.
En un comunicado, la Policía ha
indicado que la estafa afecta a casi un centenar de personas y que entre los
detenidos están los propietarios de los concesionarios, varios empleados y
especialistas en la alteración de los cuentakilómetros y que, al parecer, llegaban a restar
150.000 kilómetros a coches usados para incrementar su valor de mercado.
En la intervención policial han
sido incautados 500.000 euros en efectivo, más de cien automóviles y cuatro
dispositivos empleados para rebajar los kilómetros originales.
La investigación se inició tras
la denuncia que presentó una de las víctimas, que al tratar de vender el
vehículo que había adquirido en uno de los concesionarios de la red
desarticulada, se dirigió al concesionario oficial del vehículo y fue informado
de que el cuentakilómetros que marcaba 59.240 kilómetros en realidad tenía
142.000.
Los agentes detectaron que la
manipulación de los cuentakilómetros podría haber comenzado en 2011 y
localizaron un vehículo que fue adquirido con 232.000 kilómetros y vendido a un
particular con 82.000 kilómetros.
Esas variaciones incrementaban
el precio de venta de los vehículos y llegaron a situar a algunos de los
concesionarios implicados como líderes en su sector profesional, explica en el
comunicado de la Policía Nacional.
La forma de actuar consistía en
adquirir vehículos, sobre todo de empresas peninsulares de renting,
trasladarlos hasta Las Palmas de Gran Canaria para que un experto en mecánica
los manipulara y redujera el kilometraje, para a continuación ponerlos a la
venta en diversos concesionarios tanto de la capital grancanaria como de Arucas
o Agüimes, siempre a un precio inferior al de mercado.
Las
víctimas de este fraude no solo sufrían un daño patrimonial, sino que también se
generaba otro daño en la seguridad objetiva de los coches, que eran puestos en
circulación con unos kilómetros no acordes con el desgaste del motor y otras
piezas esenciales, lo que podría dar lugar a averías y entrañar un riesgo para
la conducción.