Antonio Morales*
El Carnaval de esta villa ha
hecho posible, décadas tras décadas, que la colectividad, el conjunto de sus
vecinos y vecinas, como actores o como espectadores, protagonicen todo un mundo
de símbolos, manifestaciones propias, creencias, autoafirmación y orgullo de
pertenencia que nos identifica y nos hace protagonistas, en toda Canarias, de
una manera propia de entender y vivir, con toda su complejidad de
interpretaciones, estas fiestas transgresoras.
Nos cabe el orgullo de haber
conseguido, tras el paso de los siglos, mantener vivo el sentimiento propio y
profundamente arraigado de una manifestación cultural que aquí prendió como en
ningún otro sitio y que aquí conserva todo su universo de raigambres
ancestrales que giran en torno a unas vivencias comunitarias que se prolongan
en el tiempo. Más allá de una homogeneización vacía de contenido que ha
pervertido en muchos lugares estas fiestas.
Cuando llegan estas fechas el
pueblo se transforma: se llena de luces y decorados; nos llegan ecos de los
ensayos un día sí y otro también; las presentaciones de muchas murgas sirven de
pórtico extraordinario a un periodo cargado de tradición; las calles se llenan
de gente con ánimo de pasarlo bien... Es el momento para disfrutar
colectivamente de lo que se ha preparado mucho tiempo antes, para después
convertirlo en una celebración compartida.
Música, color, bromas, quintadas y
entusiasmo protagonizan estos días, desde el convencimiento de que estamos
haciendo posible la continuidad de un elemento cultural que nos identifica como
pueblo; que nos refuerza en nuestra identidad y cohesión comunitaria.
El
Carnaval de Gran Canaria no se podría entender sin la presencia de las
carnestolendas de Agüimes, que supo resistirse, como en ningún otro sitio, a
los embates de la Dictadura para afirmar la voluntad popular de defender sus raíces.
Ese
es el reto que tienen las nuevas generaciones: seguir conservando nuestras
tradiciones; seguir manteniendo nuestro nivel de participación y calidad;
seguir siendo una referencia en el mantenimiento de las esencias y también en
las innovaciones.
Vivimos una auténtica comunión ciudadana. La de un pueblo
que se une para hacer posible una fiesta llena de frescura, ternura, picardía,
color y transgresión. Los hombres se visten de mujeres y las mujeres de hombres
para gastar bromas, para intentar engañarte y darte un palo, como desde hace
siglos: para seguir perpetuando el Carnaval de siempre. La murgas- más que en
ningún otro sitio-, los grupos, las parrandas, los desfiles, las carrozas, los
concursos… se hacen realidad para potenciar el Carnaval de ahora. Esta preciosa
simbiosis es la que hace posible el señero Carnaval agüimense. A partir de
ahora no nos queda más que disfrutarlo y vivirlo intensamente.
Vivamos
entonces, como siempre hemos hecho, estas semanas carnavaleras. Disfrutemos.
Sigamos forjando comunidad en nuestras calles y plazas, que también se
disfrazan, para vivir un año más el Carnaval de Agüimes.
¡Feliz Carnaval!
*Antonio Morales es Alcalde de Agüimes. (www.antoniomorales-blog.com)