Jesús Vega*
Hace unos días murió D. Juan Artiles, un sacerdote de nuestra diócesis nacido y muy querido en Agüimes. Tenía 83 años. Muchos de esos 83 años los vivió trabajando para la Diócesis, desde el Obispado y siempre con actitud dialogante. Un vecino me comentó: "Bueno, con 83 años, D. Juan ya no tendría otro proyecto sino descansar".
Te equivocas, amigo. Pobre de la persona que, a la edad que sea, abandona los proyectos y las ilusiones. La última vez que hablé con D. Juan, hace unos meses, me contó que seguía trabajando, aunque sus fuerzas estuvieran mermadas, en el proyecto de beatificación del Siervo de Dios, Antonio Vicente González. Y que andaba ilusionado con contactar con una comunidad religiosas que viniera a sustituir a las Teresianas de Agüimes. Y que estaba tomando notas para un nuevo libro. No, D. Juan nunca se rindió.
No quiero imaginar a un maestro o una catequista, o a un cura que empiece un nuevo curso sin ganas, dispuesto a repetir lo mismo del año pasado porque ya ha perdido el entusiasmo. No quiero imaginar a nadie de mi Iglesia tirando la toalla por los problemas que encontramos día a día o por la edad que limita nuestras fuerzas, o por ninguna otra dificultad. Quiero una Iglesia siempre viva, siempre ilusionante, siempre con nuevos proyectos, a cada momento y a cada lugar. Don Juan Artiles es un ejemplo a seguir.
El otro día estuve en un concierto del cantautor Luis Guitarra. Y decía cosas como estas: "Mientras haya un horizonte en esta tierra, / mientras no pierdas las ganas de reír, / mientras brille en nuestro cielo alguna estrella, / no te rindas, no te canses de vivir. / Mientras haya quien denuncie en las aceras / la injusticia, las promesas sin cumplir... / Mientras quede algún peldaño en tu escalera / no te pares, no lo dejes sin subir".
Con esa ilusión quiero empezar este nuevo curso. Con esa actitud terminó Juan Artiles el curso de su vida.
*Jesús Vega es Párroco de San José Obrero en el Cruce de Arinaga.