Belén Gutiérrez, junto a la consejera Minerva Alonso, y otros de los protagonistas del documental presentado por el Cabildo de Gran Canaria |
Prensa Agüimes
El Cabildo de Gran Canaria estrenó recientemente el documental "El aprovechamiento tradicional de las fibras vegetales en Gran Canaria", un trabajo audiovisual que hace un homenaje a los artesanos que utilizan la palma, el pírgano, el centeno, el mimbre y la caña para transformarlos en cestos, sombreros, esteras y escobas gracias a una alta dosis de paciencia, pericia y un conocimiento que ha pasado de generación en generación.
El documental, que tiene como objetivo mostrar a la sociedad, de la mano de los propios artesanos, cómo recogen y convierten las fibras vegetales del entorno en el que viven en materia prima que después coge múltiples formas, es una acción de divulgación de la cultura tradicional, a través de la Fundación para el Estudio y Desarrollo de la Arteanía Canaria (Fedac), para transmitir el patrimonio de la isla y contribuir a la supervivencia de los oficios artesanos con la exposición de cesteros, estereras, escoberos y podados de palmera, profesión ésta necesaria para conseguir la hoja de palma.
Estos oficios artesanos fueron una actividad paralela a la agrícola practicada por campesinos, jornaleros y propietarios de pequeñas explotaciones para completar un modelo de autoabastecimiento de útiles vinculados al campo para su propio consumo y para el de sus vecinos-as.
La ausencia de relevo generacional, la escasa demanda de su producción y la dificultad para obtener las materias primas provocan en la actualidad que estos oficios peligren, una situación que el Cabildo de Gran Canaria quiere revertir a través de la divulgación de este documental, que será exhibido en los municipios, colectivos vecinales y centros educativos de la isla.
Los miembros de la familia agüimense Gutiérrez Vélez, una saga de tres generaciones de mujeres dedicada a la artesanía con la hoja de palma, explican en este documental el trabajo que hacen a diario: cortar la palma, ponerla al sol bien tendida para evitar que se manche, abrir las hojas y mojarla y empezar la empleita, es decir, el entrezado y la base para cualquier objeto.
Belén Gutiérrez explica que "cuando era pequeña, con siete u ocho años, mi madre se sentaba hacer cestería de palma y, cuando paraba para hacer la comida o cualquier otra tarea, yo seguía haciéndolo a mi manera. Cuando regresaba, lo desbarataba porque estaba mal hecho", señala.
"Pero yo insistía cada vez que ella paraba, yo me ponía una y otra vez, añade, hasta que comencé a hacerlo mejor. Aprendí solo a hacer de todo, igual para coser, me iba fijando como lo hacía mi madre, que había aprendido de mi abuela, y después yo me ponía a hacerlo".
Gutiérrez indica también que "a los doce años comencé a realizar sombreros y con veinte ya cosía para el Cabildo de Gran Canaria", al tiempo que recuerda que en 1975 asistió a la Feria del Atlántico de Artesanía.