Martes, 29 de marzo.
Prensa Agüimes
La historia de Agüimes, al igual que la de la Comarca del Sureste, está vinculada al cultivo del tomate, con grandes extensiones agrícolas necesitadas de mano obra que fueron el reclamo de miles de familias que se fueron asentando en el lugar en la segunda mitad del pasado siglo XX, dando forma a muchos de los barrios que hoy dominan el territorio.
Uno de ellos, Montaña Los Vélez, luce desde ayer una nueva obra artística inspirada en esta historia, un mural de gran formato realizado por Daniel Roque en homenaje a los orígenes agrícolas del núcleo en el que predominan dos colores, el ocre de la tierra el rojo del tomate, además de dos grupos de personas: las mujeres, siempre entregadas a su doble tarea de madres y apareceras, y sus hijos, niños-as criados entre tomateros y cucañas, aprendiendo la vida a partir del duro ejemplo de sus familias.
El mural es un reconocimiento a la aparcería y, especialmente, a las mujeres del campo, trabajadoras del tomate que se multiplicaron para ayudar en la zafra al tiempo que cuidaban y educaban a sus descendencias, forjando con ello la cultura del esfuerzo que distinguió a las gentes del Sureste durante generaciones.
Desde antes incluso de estar acabado, el mural ya se había convertido en foco de atención de vecinos-as y visitantes del barrio, que acuden a fotografiarse en él, presumiendo con orgullo de sus recuerdos, sus raíces y su propia identidad.
Situado en la pared exterior del Centro de Mayores de Montaña Los Vélez, la obra es un doble puente de unión, haciendo de nexo urbanístico entre el núcleo primigenio del barrio y el nuevo desarrollo residencial ubicado en la parte sur, al tiempo que vincula a las generaciones procedentes del mundo agrícola con las actuales, más urbanas, tecnológicas y globalizadas, para que nunca olviden la memoria histórica de sus madres y abuelas.
El autor, Daniel Roque, con más de veinte años de experiencia en pintura pública de gran formato, estudió Bellas Artes en la Universidad de La Laguna, en Tenerife, y centró su trayectoria artística en la fusión entre el graffiti y el muralismo, pintando fachadas en Tenerife, Fuerteventura y Gran Canaria, además de países como Alemania, Italia y Uruguay.
Forma parte del colectivo de graffiti, mural y artes visuales Back to Back, que impulsa la transformación del espacio público con intervenciones artísticas de iniciativa o inspiración popular, buscando crear entornos más amables para la personas.